La batalla de la comunicación en torno a las elecciones presidenciales en los EE UU continúa con dos pesos pesados de Hollywood: en una esquina, Jon Voight, protagonista de títulos míticos de los 70 como «Cowboy de Medianoche«, «Deliverance» u «Odessa«, que encarnó a un policía norirlandés en una joya poco recordada de John Boorman («El General«). En la otra, Robert De Niro, joven y prometedor mafioso en Manhattan, taxista trastornado, veterano de Vietnam cazador de ciervos, boxeador decadente, combativo misionero jesuita, sofisticado Lucifer y desmadrado Al Capone.
Solo compartieron pantalla hace dos décadas en «Heat«, y ahora comparten desencuentro en torno a su visión de Donald Trump. Arrancó De Niro con la más deslenguada crítica del multimillonario escuchada hasta la fecha en boca de una celebrity:
Le ha respondido el padre de Anjelina con una diatriba no menos llamativa en la que menciona un batiburrillo de disturbios raciales, policías muertos, refugiados, 11-S y hasta a los nazis, y en la que acusa a su colega de «millonario».
Por el momento la contrarréplica de Bobby De Niro se ha limitado a un comentario medianamente contemporizador: «Me cae bien Jon, es majo, pero no sabe de qué habla«.