La Comunicación es una herramienta de conocimiento al servicio de empresas, instituciones, entidades, asociaciones, colectivos de todo tipo y, en general, de cualquier agente social que aspire a un cierto nivel de protagonismo en los medios de comunicación de masas. Frente a la publicidad, que se fundamenta en la adquisición de espacios con un contenido promocional y controlado al 100% por el anunciante, la Comunicación busca posicionar al cliente como fuente de noticias y también como interlocutor para los medios, de manera que su presencia adquiera un valor añadido para el público lector, oyente o televidente.
La filosofía de trabajo de InterMedia se fundamenta en dos presupuestos: en primer término, el convencimiento de que todos los agentes sociales tienen en algún momento algo interesante que contar; y, en segundo lugar, la percepción de que casi todos las situaciones por las que atraviesan (óptimas, adversas, exitosas, problemáticas, críticas…) son susceptibles de ser contadas de la manera más eficaz y conveniente.
Los potenciales beneficios de lograr protagonismo como agente emisor de contenidos noticiables varían mucho en función del tipo de entidad de que se trate. En todo caso, hay situaciones en las que el interés de estar presente en los medios parece más evidente:
- Cuando nos dirigimos al público en general como receptor de nuestros productos o servicios.
- Cuando es necesario transmitir a la sociedad el valor de la actividad de que se trate (empresarial, cultural, científica, social…).
- Cuando es conveniente mejorar la reputación propia de cara a la comunidad circundante, a socios reales o potenciales, o ante las instituciones públicas.
- Cuando el conocimiento de la actividad propia puede mejorar nuestra imagen ante clientes y/o proveedores, ante las instituciones financieras, antes los propios accionistas, o a la hora de participar en concursos públicos o de ofertar servicios.
- Cuando la actividad propia pueda potencialmente crear molestias o perjuicios a quienes viven o trabajan en nuestra área de influencia.
- Cuando nuestra competencia directa es proactiva a la hora de aparecer en los medios, y lo hace con éxito.
- Cuando generamos beneficios sociales desconocidos por la propia sociedad.
- Cuando la reputación es un elemento clave para la continuidad de nuestra actividad (centros educativos, universidades, centros de investigación, etc.), o un elemento para atraer a profesionales de prestigio en momentos en los que sea necesario reclutar personal.