El pasado mes de noviembre comenzó a operar una nueva infraestructura energética de importancia estratégica para Europa: el Gasoducto Trans Adriático (TAP por sus siglas en inglés), una nueva vía para el transporte de gas natural procedente de los yacimientos de Azerbaiyán. Se trata de una canalización de 878 km de longitud entre
Turquía e Italia, que atraviesa Grecia y Albania. Y que cuenta con una contribución española a través de la compañía Enagás, que participa con un 16% del capital.
Reportaje publicado en el último número de la revista «GAS ACTUAL», que edita la Asociación Española del Gas-Sedigas (nº158, Enero-Marzo 2021).
