¿Periodistas en los periódicos? ¿Para qué?

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¿Periodistas en los periódicos? ¿Para qué?

Con mucho retraso -esto data de primeros de mayo, allá por el Pleistoceno- descubro una sorprendente exposición acerca del futuro de la Comunicación: la información sin periodistas. Que se registra en el transcurso de una mesa redonda celebrada durante la última edición de OMExpo, evento sobre marketing digital y ecommerce celebrado en la Feria de Madrid:

Resumo el extracto que me parece más llamativo:

¿Qué es lo que define una buena estrategia en un periódico? Creo que la principal estrategia de la prensa online, y que no se da en offline, es que no tiene que haber periodistas en un periódico, y no me quiero cargar la figura del periodista. Un equipo más multidisciplinar dentro de lo que es una marca, el periódico online es una marca que como tal tiene que comunicar, y hay un equipo de diseñadores, un equipo de SEO, de marketing digital, informáticos, audiovisual, fotógrafos, etc. etc. Y luego también periodistas, pero el periodista ya no es el núcleo duro de la redacción del periódico, eso era antes, eso era en papel, había mucho periodista y algún comercial que hacía los cupones o vendía los faldones de la portada. Ahora eso se ha invertido totalmente.

Creo recordar que en las redacciones «clásicas» no solamente existían periodistas y algún que otro comercial. La fotografía se incorporó a los periódicos como una parte fundamental del contenido informativo en la primera mitaf del siglo pasado (y los fotógrafos eran considerados tan periodistas como los redactores). Los departamentos de diseño también existían (y eran de hecho los que marcaban la identidad visual de cada medio). Los informáticos se incorporaron allá por los años 80, y obviamente, con mejor o peor fortuna, las empresas editoras trataban de incorporar el marketing a sus estrategias corporativas. Por no mencionar a los responsables y empleados de los departamentos que tenían que ver con la maquetación, la impresión y la distribución de los diarios.

Se trataba -y se seguirá tratando mientras sobreviva el formato en papel- de una compleja organización con múltiples funciones, aunque todas ellas dirigidas al objetivo de proporcionar al lector información. Porque, aunque el consumidor de periódicos aproveche para recortar los cupones de una oferta, leer el horóscopo o hacer un crucigrama, su objetivo fundamental a la hora de acercarse al kiosco es acceder a noticias de actualidad y a artículos de opinión que la interpreten. A las personas que se dedican a proveernos de este tipo de contenidos es a lo que llamamos «periodistas».

Los periódicos online tienen, obviamente, su problemática específica a la hora de darse a conocer, conseguir visitas y rentabilizarlas. Aunque las cuestiones de fondo no parecen muy alejadas, mutatis mutandis, de las que atañen a los diarios tradicionales (diferenciarse de la competencia, lograr y mantener la fidelidad de la audiencia, atraer anunciantes…). Pero, independientemente del soporte que los contenga, los periódicos siguen siendo, en mi humilde opinión, un medio donde se recogen noticias, al que acuden personas que desean estar informadas. Hay quien prefiere el titular de brocha gorda frente al rigor y la exactitud, como hay quien opta prioritariamente por la información financiera y quien escoge regodearse en torno a un polémico fuera de juego en la última jornada de Liga. Pero en todos los casos se trata de que alguien indague en los hechos y ofrezca una visión más o menos plausible de los mismos.

A lo largo de la historia del periodismo no ha sido raro encontrar ejemplos de medios que han optado por «fusilar» la información procedente de otros. Pero aún así, el resultado final no dejaba de ser informativo. Lo que resulta difícil de imaginar es un creativo equipo de diseño web, junto a un eficiente grupo de expertos en SEO, a un insuperable departamento de marketing digital y a los mejores programadores informáticos del mercado… en un periódico sin periodistas (o con apenas periodistas). Es decir, sin información (o con apenas información). Es decir, sin contenido (o con apenas contenido).

En resumidas cuentas, el equivalente der ir al kiosco y encontrarse algo así:

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