Periodistas «de pelicula» (5): Charles Tatum, el amarillismo considerado como una de las Bellas Artes

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Periodistas «de pelicula» (5): Charles Tatum, el amarillismo considerado como una de las Bellas Artes

El ex-periodista, corrosivo director de cine, inigualable guionista y por tantas razones admirable Billy Wilder retrató como nadie los excesos del amarillismo en la prensa en una de sus obras maestras menos conocidas, «Ace in the Hole«, literalmente ‘as en la manga’ (y también un juego de palabras con el agujero donde se desarrolla el drama central). Es una película de 1951, en glorioso blanco y negro, que aquí conocimos como «El Gran Carnaval», y que está protagonizada por otro de esos entrañables progres de Hollywood de toda la vida, el casi centenario Kirk Douglas (con el permiso de la autoridad, y si el tiempo no lo impide, sobrepasará el siglo de existencia el próximo 9 de diciembre).

cartelEl personaje central no es otro que el impresentable Charles Chuck Tatum, un buscavidas que ha salido a patadas de los grandes periódicos de Nueva York y tiene que apañárselas en el provinciano Albuquerque, principal ciudad de Nuevo México, «uno de esos estados rectangulares», como despreciativamente los calificaba el bostoniano Norm Peterson en Cheers.

Wilder presenta magistralmente a Tatum en su estrambótica llegada a la ciudad: leyendo el periódico… montado en un coche tirado por la grúa:

Inmediatamente sus ojos de buitre se clavan en el «Albuquerque Sun Bulletin», un más que modesto periódico regentado y dirigido por un abogado que emplea simultáneamente cinturón… y tirantes, como muestra de su obsesión por asegurar siempre la veracidad de la noticia antes de publicarla. Varios bordados con la leyenda «TELL THE TRUTH» decoran las paredes de una redacción en la que nuestro protagonista aterriza como llegado de otro planeta. Tatum pide una oportunidad de demostrar su valía, y se presenta con una frase definitiva: «If there’s no news, I’ll go up and bit the dog» («si no hay noticias, seré yo quien muerda al perro», en referencia a la vieja definición de que la noticia surge cuando es el hombre cuando muerde a un perro, y nunca al revés). Y alardea de su curriculum con el inimitable estilo de Wilder: «Me han despedido de periódicos con una tirada conjunta de 7 millones«.

Este tipejo no tardará en encontrar ocasión de volver a la primera plana, al estatus del que, por alguna extraña razón, gozan los rufianes que se dedican a un tipo de periodismo que está perfectamente descrito en  una frase que ha hecho fortuna:

Que la realidad no estropee tu titular

La fortuna quiere que Chuck se tope con un desgraciado que, tras un derrumbe, ha quedad atrapado en una gruta. Y la trama desarrolla la habilidad del periodista para dosificar y, sobre todo, retrasar el rescate, para explotar el «interés humano» de la historia. ¿Que qué es eso del «interés humano»? Tatum nos lo explica magistralmente: «Un millón de víctimas de una hambruna en China, lo lees pero no lo retienes; un hombre es diferente, quieres saberlo todo acerca de él: eso es el interés humano«.

En el punto álgido de su éxito, tiene tiempo de vengarse de sus antiguos compañeros, de los periodistas de los grandes medios que acuden a cubrir la historia. Ansiosos de compartir la exclusiva, uno de ellos trata de ganárselo espetándole: «Somos todos colegas, estamos en el mismo barco«. A lo que el rencoroso juntaletras responde con un inmisericorde: «YO estoy en el barco, vosotros estáis en el agua; así que veamos cómo nadáis, colegas«.

Tras organizar el carnaval de medios y curiosos a que hace referencia el título en castellano, Tatum acabará provocando la muerte del desgraciado protagonista de sus tejemanejes. Arrepentido, recibe un balazo accidental y regresa al Bulletin para expirar bajo uno de esos TELL THE TRUTH que pueblan sus paredes.

Todo esto podría parecer un arquetípico argumento hollywoodiense de los años 50, una historia de crimen y castigo con cierre moralizante y mera coincidencia en cuanto a su posible parecido con la realidad. La cuestión es que, mutatis mutandis, da un poco de grima recordar el caso de los mineros chilenos, ocurrido y retransmitido en directo y a todo color 60 años después de Billy Wilder filmara su película.

Para concluir, algunas de las perlas para recordar que Wilder pone en boca de Chuck Tatum a lo largo de la película: