«Solo necesitas unas gafas, pulsar ‘play’, y ya estás dentro de la historia. Sientes el calor abrasador mientras esperas tu turno en la larga cola de un banco de alimentos. A tu lado un diabético se desmaya. Cambia la escena. Ahora escuchas el estruendo de una explosión: estás en Siria. Y eso no es todo. Tantas situaciones como noticias existan. Ahora se puede “sentir la noticia”, se puede ser más empático con la realidad que nos rodea gracias al periodismo ‘inmersivo’ y la realidad virtual.» La cita pertenece a Bloggin Zenith, y es una definición del nuevo concepto de Periodismo Inmersivo. He aquí algunos ejemplos:
En teoría, se trataría de mejorar la calidad de la información, de brindar al receptor de noticias una experiencia muy próxima, incluso de «concienciar» acerca de graves problemas (guerras, injusticias, violaciones de los Derechos Humanos…). En la práctica, ¿no es demasiado parecido a un video-juego?
Un segundo motivo de alarma es la forma en la que se presenta, o más bien se vende, este supuesto nuevo tipo de periodismo, del que es un buen ejemplo el primer párrafo de este post. Pero no es el único: en su presentación del reportaje inmersivo «Fukushima, vidas contaminadas», la web de El País concluye su presentación de la denuncia de una de las peores catástrofes medioambientales de la historia con la frase «recomendamos utilizar auriculares para disfrutar de una mejor experiencia«. ¿Disfrutar? ¿Con Fukushima?
Añadiendo un entorno de Posverdad y de noticias falsas, la cuestión se complica: un buen uso de los efectos especiales puede hacer verosímil casi cualquier cosa. Por no hablar de las infinitas posibilidades del Big Data y de la Realidad Virtual: ¿qué tal si empiezas viendo en primera fila las pruebas de misiles norcoreanos… y acabas consiguiendo tres vidas por derrocar a Kim Jong-un? Vistiendo chaleco de camuflaje con cananas, montado en una potente motocicleta y armado con un machete y un fusil automático, por ejemplo.
Finalmente, se trataría de saber si lo que nos conmueve, nos conciencia, nos moviliza o nos hace tomar partido tiene que basarse en el rigor, la investigación, la independencia de criterio y la aspiración a aproximarse a la verdad, o bien en unas gafas de realidad virtual. ¿Es más importante contrastar la información o insertar unos efectos de sonido cuadrafónicos?
Hace unos meses, ACNUR realizó un video con el que trató de aproximar la experiencia de los refugiados sirios, incluyendo la simulación de un bombardeo, la incorporación de la visión de 360º e imágenes reales en un campamento. Pero no se trata de una «noticia» o de un «reportaje» en sentido estricto.
Por lo demás, el fotoperiodismo clásico nos ha trasladado una y mil veces a realidades dramáticas sin necesidad de pulsar la tecla «play». Y un ejemplo icónico es esta imagen, tomada hace 45 años por Nick Ut.
Probablemente cambió la percepción de millones de personas acerca de lo que estaba ocurriendo en Vietnam durante la guerra. Y posiblemente influyó en la actitud y las decisiones de los militares norteamericanos en los últimos años de aquel conflicto.