La garantía de suministro de gas es una preocupación recurrente en los países más desarrollados, y singularmente en Europa, desde comienzos de siglo. Crisis diplomáticas, incrementos de los precios y hasta tormentas invernales especialmente virulentas han puesto de manifiesto que algunos gigantes industriales tienen su punto débil en el abastecimiento de energía primaria. España, que importa la práctica totalidad del gas que consume, cuenta a su favor con una privilegiada ubicación geográfica, junto a una buena infraestructura de puertos y plantas de almacenamiento. Reportaje publicado en el último número de la revista «Gas Actual».
