Es posible que haya detalles que se me escapan, pero no deja de ser desconcertante esta secuencia de acontecimientos:
– Un juez ordena la clausura de un diario, bajo la acusación de supeditación a grupo terrorista. Hay detenciones incomunicadas y encarcelamientos. El Tribunal Supremo deja sin efecto 11 años después la «ilicitud de sus actividades», pero el periódico nunca vuelve a abrir tras el largo periodo de incautación de sus bienes.
– Un año después del cierre, otro diario de ideología y línea editorial equivalente al primero sale a la calle, gracias a una campaña similar a lo que hoy llamaríamos «crowdfunding». El mismo juez que cerró el primer periódico decide que su deuda con la Seguridad Social debe adjudicarse al segundo.
– Es más que probable que este segundo diario esté abocado al cierre, dada la magnitud de la deuda y las difíciles condiciones en las que sobrevive la prensa escrita.
– En el espectro de periódicos más alejados de la ideología de los dos previamente mencionados, este tipo de cuestiones no parecen merecer interés informativo, columnas de opinión o editoriales.
P.D.: «Aborrezco vuestras ideas, pero daría mi vida luchando por vuestra derecho a expresarlas» es mi versión preferida de una frase de Voltaire.