Como todo cinéfilo conoce, acabamos de iniciar el “Año Blade Runner”: apenas faltan 11 meses para que alcancemos las fechas en las que el infortunado Rick Deckard se las vio y se las deseó para retirar a un grupo de replicantes fuera de control. Y es que, en efecto, tras el texto introductorio, la acción de la película se inicia con el rótulo
LOS ANGELES
NOVEMBER 2019
que da paso a la panorámica de una megalópolis en permanente oscuridad y dominada por amenazantes chimeneas, que escupen fuego a los acordes de la música de Vangelis.
Como ocurrió en su día con “2001, una Odisea del Espacio”, la genial aproximación de Stanley Kubrick al género de la ciencia-ficción, no faltan las comparaciones del tipo en-qué-acertó-y-en-qué-se-equivocó-el-director (en este caso, Ridley Scott) a la hora de imaginar el futuro (*), puesto que la película se estrenó 37 años antes de la fecha en la que se desarrolla la trama.
Sobra decir que el progreso de las telecomunicaciones constituye el peor de los fracasos en este sentido, puesto que lo que nos pareció en 1982 un muy sofisticado gadget (un video-teléfono público) palidece ante las posibilidades que ofrece hoy en día esa herramienta rutinaria al alcance de todos como es el móvil. Cuya existencia, por cierto, no aparece ni siquiera apuntada, a pesar de que el año previo al estreno de la película Ericsson había lanzado al mercado el NMT 450, primer sistema de telefonía móvil digno de tal nombre.
Al margen de la cacharrería tecnológica, tiene su interés pararse un momento a considerar la visión de los medios de comunicación en este hipnótico relato inspirado en una novela de Philip K. Dick.
Lo primero que llama la atención es que esa especie de caza-recompensas con pistola laser que protagoniza la película es presentado por primera vez… ¡leyendo el periódico!
El ingente material gráfico que ha generado esta película de culto ha permitido apreciar detalles que pasaron desapercibidos en la pantalla: gracias a esta imagen del set con el director y el actor protagonista
sabemos que el personaje que interpreta Harrison Ford está hojeando un ejemplar de “The Independent Sentinel”, que abre a seis columnas con dos titulares: el más destacado anuncia la posibilidad de establecer nuevos cultivos en los océanos, en la luna y en la Antártida; y el segundo es aún más interesante, ya que informa acerca de los planes para conectar una red mundial de ordenadores. En otras palabras: un mundo el que la prensa en papel aún es hegemónica, y en el que Internet empieza a concebirse apenas como un proyecto. Tengamos en cuenta que solo un año antes del estreno de “Blade Runner”, en 1981, se definió el protocolo TCP/IP que permite transmitir datos entre computadoras, y se acuñó el término “Internet”
En la distópica visión hollywoodiense del año que estrenamos no parece que la prensa en particular, o los medios de comunicación en general, tengan demasiado atractivo para la variopinta población que pulula por las abarrotadas calles alumbrándose con paraguas fosforescentes: a nadie, aparte de al propio Deckard, vemos leyendo la prensa; la radio no parece existir; y las pantallas de televisión están ausentes tanto de los espacios públicos como de los privados. Toda la “atención mediática” parece reservada a gigantescos paneles publicitarios y a un inmenso armatoste que sobrevuela la zona comercial, desde el que una geisha engulle pastillas y un altavoz promociona los atractivos de la vida en “las colonias exteriores”. La publicidad, en suma, como sustituto de la información.
No menos significativa es la ausencia de periodistas, que ni siquiera hacen acto de presencia cuando una atractiva bailarina cubierta con un impermeable transparente huye desesperada entre la multitud y es tiroteada por la espalda en hora punta y en plena zona comercial.
Naturalmente, a falta de Internet y de teléfonos inteligentes, nuestras omnipresentes redes sociales son otra de las lagunas en la profecía del deprimente a la vez que fascinante Los Angeles 2019, si lo comparamos con el momento presente. Nada de videos del crimen callejero para subir a Youtube, nada de selfies, nada de whatsapps para contar lo ocurrido…
Vistas con ojos actuales, las desventuras de Deckard pierden verosimilitud no tanto por el no haberse alcanzado el nivel tecnológico descrito en la película en materia de ingeniería genética, exploración espacial o fabricación de coches voladores: al fin y al cabo, da la impresión de que en las tres categorías nos pondremos al día más tarde o más temprano.
En cambio, una existencia al margen de los móviles y de la «red de redes» es no solamente inimaginable, sino probablemente bastante más apocalíptica -a ojos de muchos contemporáneos- que un mundo tenebroso, tóxico y superpoblado en el que cualquiera que camine a nuestro lado puede ser un violento y vengativo replicante (o un expeditivo Blade Runner de gatillo fácil).
En cualquier caso, “The Independent Sentinel” aparece como un pequeño homenaje a los periódicos de siempre, en un entorno futurista hiper-tecnológico. Claro que, siguiendo la ambigüedad argumental que ha contribuido a dotar a la película de una dimensión mítica para muchos aficionados, podríamos especular si el Sentinel es real o un “diario replicante”, que busca desesperadamente contactar con su creador para conocer su fecha de caducidad y prolongar en lo posible su efímera existencia…
La pregunta es: ¿Cuántos de nuestros actuales medios de comunicación pasarían el test Voight-Kampff? Crisis del sector aparte, no parece que muchos anden sobrados de empatía…
(*): se adjunta una pequeña selección de medios que han comparado las predicciones de la película con el presente bajo diversos puntos de vista
https://edition.cnn.com/2018/12/28/movies/blade-runner-predictions-2019-trnd/index.html
https://www.bbc.com/news/magazine-18026277
https://interestingengineering.com/how-close-was-blade-runner-in-predicting-the-tech-of-2019
(en inglés)
https://www.esquire.com/es/actualidad/cine/a25734685/blade-runner-predicciones-2019/
(en castellano)