Aquel insólito homenaje al periodista que nunca ejerció

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Aquel insólito homenaje al periodista que nunca ejerció

El periódico francés Libération ha puesto de nuevo a la venta a través de su web una copia facsímil de la que es probablemente la edición más singular, fascinante y conocida del diario fundado en 1973 por Jean-Paul Sartre.

Jueves, 3 de marzo de 1983. Georges Prosper Remi, mundialmente conocido por su seudónimo Hergé, muere en las Cliniques Universitaires Saint-Luc de Bruselas, su ciudad natal, a la edad de 75 años. Pero la noticia trasciende el día siguiente, por lo que no es hasta el sábado día 5 cuando los diarios de todo el mundo se hacen eco de su fallecimiento. No pocos de ellos en primera plana. Pero Libération no se queda en los honores de la portada. Va más allá. Mucho más allá.

Los responsables del diario de referencia para la izquierda francesa, con una agilidad pasmosa si tenemos en cuenta la tecnología con la que se confeccionaban y se editaban los periódicos en los primeros años 80, deciden hacer una declaración en toda regla. Reivindicando, en primer lugar, el valor artístico del comic como elemento de primer orden en la Cultura del siglo XX; y en segundo término, aunque no menos importante, defendiendo la propia figura de Hergé, su genio artístico. Y esa declaración adopta la insólita forma de un periódico de actualidad en el que TODAS sus ilustraciones -las correspondientes a la sección de opinión y a la de deportes, las de la actualidad política, la información económica, la cultura- proceden de alguno de los álbumes de Tintín.

La primera plana del periódico mantiene la mancheta del rombo rojo como único elemento reconocible para sus lectores. El resto de la página constituye una serie de referencias cruzadas entre la actualidad (la muerte del dibujante, las inminentes elecciones en Francia y en Alemania) y el remedo -incluyendo la tipografía- de las portadas de los populares aventuras de aquel periodista del mechón indomable… que nunca escribió un solo artículo, tomó una fotografía o realizó una entrevista.

©Libération©Hergé

«La última aventura de Tintín», leemos en el reconocible cintillo donde habitualmente los rostros del protagonista y de su perro acompañan la leyenda «Las aventuras de Tintín». El fondo negro es un signo de luto, a la vez que una parodia de «Stock de Coque«, título al que hace referencia el encabezamiento principal, sobre los inminentes comicios en Francia y Alemania («votes en stock» viene a significar algo así como «votos en la reserva»). Eso sí, en vez de la conocida imagen de Haddock, el aviador Pst, Tintín y Milú como náufragos en el Mar Rojo, tenemos una extraída de «Tintín en el Tíbet«, en la que el fiel fox terrier aúlla lamentando lo que parece la muerte de su amo tras un accidente en las montañas del Himalaya.

Son en total 40 asombrosas páginas en el glorioso blanco y negro de los periódicos de la época (supongo que ya ha llegado el tiempo de reivindicar la nostalgia por una tecnología periclitada, al igual que ya hicieron los críticos de cine).

@Libération

Páginas 2 y 3 de Libération del 6 de marzo de 1983.

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Páginas 4 y 5 del mismo ejemplar.

Entreverado de textos referidos al genio de la «Línea Clara» o a sus personajes, el periódico informa como siempre de intrigas políticas, reuniones de la OPEP, atentados, huelgas, sucesos, relaciones internacionales, la visita del Papa a Centroamérica, la actualidad literaria, la agenda cultural, la cartelera cinematográfica, la programación de radio y televisión… y encuentra siempre una viñeta adecuada para cada ocasión. En su puntilloso homenaje al genio bruselense, Libération llega a encabezar incluso las secciones de anuncios por palabras -incluyendo las a veces románticas y a veces explícitas «solicitudes de amistad»- con escenas de la familia de personajes que acompañan a Tintín en sus aventuras.

Hay que imaginar al estupefacto lector de la época, recogiendo de mañana su ejemplar en el kiosco para encontrar los populares rostros de Tintín, Haddock, el profesor Tornasol, la Castafiore, Hernández y Fernández o el general Tapioca sustituyendo a Reagan, Wojtyla, Menachem Begin, Helmut Kohl o Jacques Chirac. Así que, en este punto, solo cabe traer a colación la famosa declaración del general De Gaule, en entrevista con André Malraux, a quien confesó que «mi único rival internacional es Tintín«.

No está de más recordar que este singular homenaje por parte de un medio netamente izquierdista se concreta en la figura de un dibujante que inició la saga de Tintín con un palmario alegato anticomunista («Tintín en el país de los Soviets«), al que siguió un relato con trazas imperialistas («Tintín en el Congo«). Un autor que fue acusado de colaboracionista con los nazis durante la ocupación de Bélgica en la Segunda Guerra Mundial.

En las páginas específicamente dedicadas a la figura de Hergé destaca una semblanza a cargo del crítico de cine Gérard Lefort, ilustrada por un aventajado discípulo del creador de Tintín, que imagina el aspecto del reportero a los 54 años, tiempo transcurrido entonces desde su primera aparición en «Le Petit Vingtième«.

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Aunque este ejercicio de veneración tiene también sus contrapartidas -como la referencia a alguna parodia porno de los personajes de Hergé publicada en los Países Bajos-, Libération cierra este número irrepetible con una conmovedora despedida sin palabras, aprovechando la tradición de la tira cómica como cierre de la última página del periódico. Es el adiós de las últimas viñetas de «El Loto Azul«.

©Hergé

Durante años el facsímil ha estado agotado, ahora está de nuevo disponible, por el módico precio de 20 euros más gastos de envío, a través de este enlace.

Puestos a hablar de homenajes tintinófilos, es inevitable no hacer referencia a uno mucho más reciente, obra del diseñador y director de animaciones inglés James Curran. Se trata de una presentación no oficial de la por otra parte bastante decepcionante adaptación de Tintín perpetrada por Steven Spielberg y Peter Jackson en 2011. Y resume con maestría, a partir de un minimalismo extremo, las 24 aventuras del reportero que, en más de medio siglo de trayectoria, jamás pisó la redacción de un periódico.